El pleito por el predio “Huachapori” en Sinaloa ha dejado de ser un simple conflicto familiar para convertirse en un ejemplo de cómo los vínculos políticos pueden inclinar la balanza de la justicia. La familia Quiñonez vive una batalla legal en la que los argumentos jurídicos se mezclan con diagnósticos médicos y presuntas maniobras desde las esferas de poder.
En el centro de la disputa está don Iván Quiñonez, quien según dictámenes médicos padece demencia senil o Alzheimer desde 2024. Sin embargo, en fechas recientes, sus propias hijas han presentado documentos en los que supuestamente él desconoce una donación previa a favor de su hijo Víctor, quien se ostenta como legítimo propietario. La contradicción es evidente: si el padre ya no estaba en condiciones mentales para reconocer actos jurídicos desde hace más de un año, ¿cómo es que ahora sí firma nuevos documentos con plena validez para las autoridades?
La versión que circula entre allegados señala que las hermanas Quiñonez no actúan solas. Se habla de la influencia directa de un compadre de una de ellas, el senador Inzunza, quien tendría un papel decisivo en la operación. El señalamiento incluye presiones a notarios para frenar cualquier trámite que favorezca a Víctor, mientras otros fedatarios, como el notario Jesús Zazueta, han notificado con celeridad escrituras que benefician a las hermanas.
Lo que para muchos parece una simple disputa por tierras, en realidad exhibe un patrón preocupante: la justicia utilizada como herramienta de castigo o premio según la cercanía política. Las instancias que deberían garantizar imparcialidad actúan con evidente sesgo, cerrando puertas a una de las partes e impulsando a la otra con rapidez inusual.
La tensión podría subir de tono este sábado 9 de agosto, cuando se realice el corte de mango en la propiedad. Un documento fechado apenas el 6 de agosto, presuntamente firmado por don Iván, advierte que no reconocerá a quienes comercialicen el producto en acuerdo con Víctor o su esposa, quien figura como comodataria legal del predio. La escena promete ser un capítulo más de esta historia, donde lo que menos importa parece ser la verdad y lo que más pesa es quién mueve los hilos desde la sombra.